No hay peor autoritarismo que aquel que se expresa a través del silencio, que se impone renegando del diálogo, del acuerdo, que rehuye el conflicto y, de manera cobarde, se esconde detrás de su posición de poder. Ese autoritarismo es el mismo que no te va a desahuciar por la fuerza de tu casa, que no te va expulsar por la fuerza de tu barrio, que no te va robar por la fuerza tu ciudad. Ese autoritarismo del silencio se vale de otros medios. Por eso, te va a condenar a alquileres imposibles, a barrios sin viviendas, a calles sin vecinas.
Tu ciudad ya no es tu casa, ya no la reconoces. Te han expulsado porque no has desembarcado desde un crucero, porque no vas de borrachera en borrachera en las despedidas de soltería, porque tu trabajo no es tan guay como el de esos nómadas digitales de 2.5000 euros mensuales, porque no te puedes pagar un Airnbn ni papá o mamá te metieron en el negocio inmobiliario.
En la ciudad especulativa que ha creado el modelo de Paco de la Torre tú sobras, nosotras sobramos, La Invisible sobra. Y eso es así porque el autoritario solo concibe la riqueza cuando equivale a acumulación, cuando los menos les quitan casi todo a las más. El autoritario no entiende que una ciudad es más rica cuando en ella también abundan las ideas, la creatividad, la innovación cultural, la cooperación, la generosidad, la colectividad. El autoritario no lo entiende porque no sabe medir nada que no se exprese en el mercadeo y la jerarquía.
La pretensión de imponer desde arriba un modelo único de ciudad es una forma de violencia, y para ese camino a Paco de la Torre no le han hecho falta las alforjas de la extrema derecha. La Invisible revela un conflicto que, mediante el silencio, el autoritario pretende acallar. Ahí radica la paradoja: La Invisible es una parte demasiado visible de un conflicto que se extiende por toda la ciudad. Málaga, como cualquier otra ciudad, es híbrida y plural, y por eso no van a lograr encajarnos en su estrecho molde.
¿Qué pretende hacer Paco de la Torre? ¿Insistir en la vía de la censura, en el hostigamiento policial, como si los cuerpos públicos de seguridad fueran su guardia pretoriana? ¿Qué pretende Paco de la Torre? ¿Entrar al asalto en un centro cultural y castigar a quienes asistan a una representación teatral, a una conferencia, a un grupo de estudio y debate? ¿Qué pretende Paco de la Torre? ¿Seguir inventando mentiras sobre la seguridad del edificio, sobre trámites administrativos, sobre actividades comerciales?
¿Para eso ha quedado este gobierno municipal? ¿Para la mentira, la censura y la violencia? Entonces, encontrarán de frente a la ciudadanía de Málaga. Si no hay diálogo, encontrarán de frente a La Invisible.
Málaga no es solo de ellos ni solo para ellos. No es solo la ciudad del espectáculo y la especulación, no es solo la ciudad del delirio neoliberal. Por eso, no nos van a expulsar. Porque La Invisible es parte de esa otra ciudad que no quieren ver: la de las vidas que tejen redes vecinales, la de la resistencia y autoorganización que se erige contra la explotación y el expolio, la que pone en peligro su capitalismo financiero y su rentismo.
No nos van a expulsar y nos encontrarán de frente porque somos parte de la Málaga que florece a pesar de todas sus violencias.
Aquí estamos y aquí nos quedamos.